En la actualidad nos encontramos viviendo en una sociedad en la que cada día aumenta el número de personas que han perdido la ilusión por la vida, sumergidos en una rutina que prácticamente no lleva a ninguna parte. Y en no pocas ocasiones, estos estados son repetitivos.
A menudo sucede que incluso nosotros mismos vamos de decepción en decepción, de fracaso en fracaso, nos encerramos en nosotros mismos e incluso comenzamos a dejar de disfrutar los buenos momentos de la vida para evitar los malos. Nos encontramos en un callejón sin salida posible o hemos caído repentinamente en un pozo y sentimos que estamos con el agua al cuello en una determinada situación. Nos paralizamos.
Cuando esto nos sucede, pareciera como si todo se pusiera en contra nuestra. Nuestro camino a seguir se convierte en un campo de batalla lleno de minas. Comenzamos a culpar a los demás de nuestra mala suerte, al azar, al destino, a la sociedad… vivimos el rol de víctimas y sufrimos mucho por ello.
Pero… déjame que te diga algo: imagínate un barco atracado en un puerto. Este barco dispone de una tripulación, un capitán, un rumbo, una hoja de ruta y un destino que cumplir. Cuando todo esté listo, este barco estará dispuesto a zarpar con la certeza de llegar a su puerto de destino en el día y hora programados.
De nuevo imagínate el mismo barco, sin tripulación, sin capitán, sin rumbo, sin ruta ni destino. Simplemente a la hora de zarpar arrancamos las máquinas y lo dejamos que comience a navegar con total libertad. Lo más probable es que ni siquiera salga del puerto, y si lo consiguiera, no llegaría muy lejos.
Si tuvieras que viajar en uno de los dos barcos, ¿en cuál de ellos desearías viajar? Creo que la respuesta es fácil, pero… te hago una nueva pregunta: ¿en cuál de los dos barcos estás navegando a día de hoy en tu vida? La mayoría de las personas transitamos gran parte de nuestro tiempo por el viaje de la vida en el segundo barco. A mí también me ha sucedido.
Si tu respuesta es en el primero, ¡excelente! Si estás enrolado en el segundo barco, te reto a que seas el Capitán. No te prometo que ello sea una tarea fácil, aunque si te digo que es posible. Déjame ayudarte a intentarlo. Para ello necesitamos conseguir todo aquello que nos falta para llevar el barco a buen puerto.
¿Cómo es tu vida a día de hoy? ¿Cuál es tu situación actual en el barco de tu vida? Sé tú el capitán de ese barco.
7 consejos para aplicar al viaje de tu vida
1. Toma el control
Es la tarea más difícil. Nuestro estado interno es el principal responsable de todo lo que nos sucede y está compuesto por nuestros pensamientos y nuestros sentimientos. ¿Hay alguien que pueda pensar y sentir por ti? Te será fácil la respuesta. ¿Qué es lo que me preocupa? ¿Cómo me hace sentir ésta situación? Analizar nuestros pensamientos y los estados internos que nos producen es el primer paso a seguir.
2. Abastece los depósitos de combustible
Recárgate de energía. Nuestra energía interna en nuestro combustible. En las situaciones difíciles quemamos mucha energía de manera innecesaria. Ten en cuenta que es parte del proceso. Ahora es el momento de cargar las pilas al máximo nivel. ¿Recuerdas las veces en tu vida que has estado con un alto nivel de energía? Haz memoria… quizás cuando te hicieron un gran regalo… o tal vez cuando le diste tu primer beso a la persona que más deseabas en algún momento de tu vida… cuando compraste tu coche nuevo… o cuando tuviste tu primer hijo. ¿Recuerdas como eran tus sentimientos? Es estos tipos de estado a los que me refiero. Si dedicas un tiempo de vez en cuando a recordarlos te serán de gran ayuda. En mi próximo artículo te enseñaré un ejercicio para ayudarte a recargarte de energía.
3. Programa tu rumbo
El primer requisito para marcar nuestro rumbo es saber la situación actual. Si desconocemos donde estamos situados nos será imposible comenzar a trazar nuestro camino a seguir. El segundo paso es fijar nuestro destino, nuestra meta. Teniendo definidos ya estos dos puntos, es el momento de ponernos a trabajar. Para hacerlo usaremos la técnica del escalador. Los aficionados a la montaña sabéis de lo que estoy hablando. Consiste en analizar las posibles rutas de ascenso a la cima y las posibles rutas de descenso antes de iniciar nuestro camino. Tan importante es coronar la cima como regresar al punto de partida y las mayores dificultades suelen estar ocultas una vez hemos llegado a lo alto de la montaña. Ello nos ayudará a tener más opciones, rectificar a tiempo y aumentar nuestra seguridad en caso de que surjan imprevistos.
No planificar es planificar el fracaso.
4. Organiza tus provisiones
Consiste en detallar aquellas necesidades que son indispensables a lo largo del viaje: herramientas, víveres, recursos económicos… no pases nada por alto. Haz una lista en la cual incluyas todo lo imprescindible, lo importante, lo necesario, lo superficial (aquello de lo que puedes prescindir) y también ten en cuenta los posibles lastres: todo aquello que puede ser innecesario o una carga que nos restará energía a lo largo del recorrido. Muchas veces nos enfocamos en las cosas urgentes y olvidamos las más importantes.
5. Coordina tu tripulación
La tripulación es todo aquello que necesitamos que esté a nuestro favor para que el viaje sea lo más placentero posible. Nos ayudará a que el interior de ese barco funcione en condiciones óptimas. Para ello es muy probable que necesitemos la ayuda de otras personas. En éste caso asegúrate de que cada miembro de tu tripulación tenga la experiencia óptima para tal fin. Nadie te puede enseñar a conseguir algo que él no haya conseguido ya. La teoría y la práctica son dos conceptos totalmente diferentes y los buenos resultados no sólo se consiguen con una buena teoría. Tenemos que llevarla a la acción con una buena práctica.
Un largo viaje comienza con un pequeño paso.
6. Planifica tu ruta
Haz un mapa con el itinerario a seguir y sus tiempos. Un largo viaje comienza con el primer paso y cada paso es parte de ese viaje. Divide todo el proceso en partes lo más pequeñas que te sea posible. Ahora ponles una fecha y un tiempo máximo de actuación a cada tarea a realizar. El hacer un mapa paso a paso lo más detallado posible y con los tiempos previstos de ejecución nos ayudará a aligerar la carga y a hacer más llevadero el proceso.
7. Inicia el viaje
Arranca tus motores. Ponte en marcha. Todo buen final requiere de un buen comienzo y ahora disponemos de todos los medios para llegar con éxito a nuestro destino. Ten en cuenta que a lo largo del viaje pueden surgir imprevistos y cambios temporales de rumbo. Puede que nos encontremos bajos de energía en algunos momentos del viaje, o que el viento comience a soplar en contra. Para todo ello disponemos de todo nuestro trabajo ya hecho y que podemos ir adaptando a las circunstancias que se nos presenten a lo largo del camino.
Ten en cuenta que el destino final solamente es un punto más de ese viaje y como el resto también puede variar. Quizás a lo largo del viaje tengas que cambiar el destino final pues te has dado cuenta que la meta que habías planificado ahora deja de tener importancia y el viaje te lleva a otro destino más importante aun. Y ten también en cuenta que el destino es el punto de partida de un nuevo viaje.
Te deseo el más apasionante de los viajes.
Imágenes Mujer en barca y Timón de Shutterstock