El aumento de peso y la autoestima están estrechamente relacionados. Somos un cuerpo físico y un cuerpo emocional indisoluble, tanto que la emoción con que comemos y cocinamos, se cuenta como un ingrediente más.
Alimentarte EmocionalMente
A las emociones no se les ha dado la vital importancia que realmente tienen cuando se quiere perder peso, porque los miedos forman capas que sirven de protección, como si de una coraza se tratara que puedes quitar, desprendiéndote de todos estos dolores que te han venido acompañando.
Las dietas no tienen en cuenta que cada individuo es único, por eso se centran en la inmediatez de perder peso en tiempo récord y no solo dañan a la parte de física de las personas sino que dejan profundas secuelas de inseguridad e insatisfacción.
El bucle del peso y la autoestima
El sentido de lo inmediato, de perder peso en muy poco tiempo, es una de las principales razones por la cual se alcanza -con muchísimo esfuerzo- el peso deseado, pero al volverlo a recuperar comienza el bucle interminable de desencanto y ansiedad.
Comer para compensarte genera culpa y la culpa baja la autoestima y debilita la auto confianza; todo esto merma todo el potencial innato y acabas valorándote por lo que comes o dejas de comer, no por lo que realmente eres.
El peso de las emociones o el peso del cuerpo emocional está estrechamente ligado con el cuerpo físico y si partimos de esta premisa, es más fácil entender porqué cuando sólo es tratada tu parte física, comienza esa dolorosa ruptura entre tú y el placer de alimentarte.
Bloqueos energéticos y el proceso vital
Los bloqueos energéticos influyen en este proceso vital y contribuyen al aumento de peso.
Comienza el laberinto de dietas fallidas, aparecen las fobias, las alergias o intolerancias alimentarias, los excesos o las carencias nutritivas, cayendo en una espiral de la cual hay que salir cuanto antes, porque la autoestima y la auto confianza se ven severamente afectadas.
Es necesario recuperar de la alegría de reconciliarte con tu alimentación, además de hacerlo en un contexto de armonía y paz y establecer una nueva relación con tu proceso de vida.
Comer sin censuras
La alimentación no tiene que generar ni dolor, ni restricción, ni censura, tiene que ser un hábito; alimentarse es parte del día a día, es como respirar o caminar, y aunque parezca que se contrapone la idea, digo que alimentarse de forma consciente tiene que ser algo que podamos hacer habitualmente sin prestar atención de manera constante, porque lo hemos incorporado naturalmente.
Los hábitos alimenticios saludables, la gestión de las emociones y la opción de disfrutar de la comida sin pensar en dietas, te traerá salud física y bienestar emocional, alcanzando ese cambio definitivo que siempre has deseado.
Romper creencias y crear consciencia
Desde pequeños nos vamos relacionando en la cocina, en la mesa y se fija una manera de alimentarnos que después revisaremos o no, pero que definen claramente la buena o mala relación que vamos a tener con la comida a medida que nos hagamos mayores.
Añadimos a cada plato la emoción que tenemos mientras cocinamos como si de un ingrediente más se tratara, por eso hay que romper las creencias que nos han llevado hasta ahora a pensar que la restricción alimentaria es efectiva y empezar a tener en cuenta que hay que disfrutar de la comida, celebrarse en cada bocado y sobre todo, que tú eres un cuerpo emocional y un cuerpo físico.
Te invito a que desde hoy comiences a nutrirte de buenos alimentos y buenos pensamientos y te garantizo que podrás regalarte el equilibrio y el bienestar que deseas para tu vida.
Imagen de Grupo de chicas jóvenes de Shutterstock