¿Puede aquello que crees limitar tu salud? La pregunta resulta un tanto extraña, pero la respuesta es claramente sí. Nuestras creencias pueden afectar a nuestra salud.
Pero empecemos por el principio. ¿Qué son las creencias? Si consultamos el Diccionario de la lengua española, las dos primeras acepciones de creencia son:
– Firme asentimiento y conformidad con algo.
– Completo crédito que se presta a un hecho o noticia como seguros o ciertos.
A la práctica, es aquello que creemos, que damos por cierto sin nungún tipo de duda, sin cuestionarlo de ninguna manera.
Y ¿de dónde salen estas creencias? Nuestro mundo, nuestra realidad está montada en base a todas estas creencias.
Desde niños, interpretamos la realidad y nos creamos un mapa mental de la misma. Muchas de nuestras creencias las tenemos enormemente interiorizadas, tanto que muchas veces no somos conscientes de ellas.
¿Y cómo pueden afectar nuestras creencias a nuestra salud?
Nuestro comportamiento, cómo actuamos, lo que hacemos o no hacemos, viene condicionado por estas creencias. Aquello que creemos es completamente personal y puede ser muy distinto de una persona a otra.
Las creencias que pueden afectar de manera negativa nuestra salud son las creencias limitantes, aquellas que nos limitan, que nos paralizan, que nos impiden conseguir aquello que queremos.
Vamos a ver algunos ejemplos de posibles creencias limitantes que pueden afectar nuestra salud:
- No me gusta hacer deporte.
- No soy capaz de perder peso.
- Soy una persona nocturna, no puedo irme a dormir más temprano.
- Soy negativo, mi madre también es así.
- Ir al gimnasio es para la gente que no tiene nada mejor que hacer…
- El yoga y la meditaciòn son para iluminados
- Soy muy poco ágil y se me dan mal los deportes
- Cuando estoy nerviosa me da por comer
- No tengo fuerza de voluntad
- Me cuesta conciliar el sueño
¿Cómo podemos eliminar estas creencias que limitan nuestra salud?
Como coach y experta en hábitos saludables trabajo mucho con mis clientes las creencias limitantes.
El primer paso es detectarlas, lo que a veces no es tarea fácil. Tomar conciencia de ellas es un paso muy, muy importante. Fíjate bien en tus dialógos internos, en aquello que te dices y te repites. Reflexiona sobre un tema en concreto e intenta llegar hasta el final. ¿Cuál es la creencia raíz de eso?
El segundo paso es cuestionarlas. ¿Es eso verdad?
El tercer paso es transformar estas creencias por otras positivas. Transfórmalas en creencias que te motiven e impulsen a conseguir lo que quieres.
No es un proceso fácil ni rápido. Nuestras creencias llevan con nosotros toda la vida y tenemos que trabajar para transformarlas. Pero poco a poco, podemos integrar nuestra nueva creencia, visualizándola, repitiéndonosla, realizando pequeñas acciones que nos la confirmen.
Te animo a que detectes y te cuestiones todas las creencias que limitan tu salud. ¿Qué creencias tienes tú que afectan negativamente tu salud?
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