No sé si has visto en la tele un anuncio de Coca-Cola light, que bajo el lema ¿Harás caso a todo lo que se dice? presenta a un joven que, casi sin respirar, relata una serie de recomendaciones, supuestamente orientadas a una vida saludable y de bienestar. La primera conclusión que extraje al verlo fue que en el medio está la virtud y la estabilidad. Naturalmente esto también se aplica a la alimentación y al bienestar.
Al margen de vender su producto, parece que el objetivo de esta campaña es poner en “evidencia los mitos y leyendas urbanas que generan una especie de paranoia pos-moderna”. Efectivamente, vivimos en un mundo en el que constantemente se nos está indicando qué es lo que debemos hacer o no y porqué, y me refiero en este caso a llevar una vida sana en un mundo en el que esto parece ser cada día más difícil.
Me explico. Nos dicen, por ejemplo, que tenemos que comer proteínas porque éstas son necesarias para nuestros músculos. Sin embargo, cuando compramos filetes de pollo, pensamos que estamos tomando una proteína de calidad, además de una carne con poca grasa, y resulta que ese trozo de carne tiene más agua que proteína debido a la alimentación de los animales en las granjas.
Por otro lado, lo que a mí me llamó la atención del anuncio, fue que podemos escuchar una recomendación apoyada en varias teorías, y al mismo tiempo, lo contrario, también con su debida justificación. ¿Qué hacer entonces?
En mi opinión, tal como dijo Aristóteles, “la virtud está en el término medio”. Cuando escuchamos que debemos comer esto o aquello, cada uno tenemos que ver cómo incorporar ese buen hábito a nuestra alimentación. Tal vez no tomamos 5 raciones de fruta o verdura al día (hay que admitir que no siempre es fácil), pero eso no significa que estemos alimentándonos mal; tal vez no hagamos ejercicio a diario (en un gimnasio o centro de deporte), pero eso no significa que nuestra vida sea necesariamente sedentaria… Y así podría seguir hasta ….
Lo que trato de decir, es que cada persona tiene que ir valorando qué es lo que le va bien a su bienestar, a su salud, a su estilo de vida… y hacerlo así, sin tener que seguir rígidamente cada recomendación que recibe o lee.
No tiene las mismas necesidades en cuanto a la alimentación se refiere, un niño en edad de crecer que un joven que práctica un par de horas de deporte a diario o un adulto que realiza un trabajo sedentario de 8 horas en una oficina. Por eso, cada persona debe saber y conocer su propio cuerpo y las señales que recibe de éste: me siento débil, cansado, desanimado… o fuerte, enérgico y animado. En todos estos estados físicos y anímicos, la alimentación tiene mucho que ver.
Y tú, ¿haces caso a todo lo que se dice?
Pues no es tan estricto como hacer lo que se nos dice o no, cada cual tenemos la responsabilidad de nuestro bienestar y con la información necesaria podemos decidir qué es lo mejor. Por todos lados nos vienen diciendo que hasta el aire que respiramos es malo, leí por acá unas leyendas urbanas sobre la coca-cola, que en realidad no son tales, pues todo lo que se relata es verdad, hay pros y contras como en todo. Basta con leer la etiqueta.
Efectivamente, no se puede hacer caso a todo lo que se dice; hay que procurar informarse y tener criterio para saber qué hacer en cada momento.
Estoy completamente de acuerdo contigo en que cada uno es responsable de su propia salud y bienestar. Así lo decía en esta entrada
Un saludo y feliz entrada en el 2015
Un post acertadísimo, ¡como siempre! Yo no hago caso de todo lo que se dice, voy haciendo lo que para mí es más coherente (que no quiere decir que sea lo mejor…)
He visto el anuncio y me pareció genial, divertido y acertado.
Muchas gracias Marisa por participar y aportar tu visión, tu granito de arena, a esta comunidad.