Hoy en día, el azúcar es un alimento habitual en la dieta de todos los países, con sus defensores y sus detractores, como en casi todo. Sin embargo, hasta no hace mucho, el azúcar era un producto de lujo y prácticamente no formaba parte de la alimentación de la gran mayoría.
Entonces, ¿por qué ahora tomamos tanto azúcar? Y no me refiero a lo evidente, al placer de disfrutar de su dulce sabor en productos caseros o elaborados, sino al azúcar que consumimos oculto en muchos productos, conservas o refrescos, por ejemplo. ¿Os habéis fijado en los ingredientes de los botes o latas de guisantes, pimientos, mahonesa, tomate frito…?
Me he topado con esta imagen navegando por Pinterest y no me he podido resistir a la tentación de insertarla en hoy aquí. “Piensa… si no te comerías 22 sobres de azúcar, ¿por qué te los bebes?” “El extra de calorías en bebidas cargadas de azúcar pueden llevarte a la obesidad y provocar diabetes, enfermedades del corazón y algunos cánceres.”
¿No te parece impactante?
Si hasta hace nada en la historia, el ser humano vivía sin consumir azúcar, ¿por qué esa necesidad ahora?
El verdadero carburante no es el azúcar
Muchas veces hemos escuchado que la principal función del azúcar es proporcionar energía a nuestro organismo para el funcionamiento de diferentes órganos, como el cerebro, el corazón y los músculos. Pero no es azúcar, sino glucosa lo que necesita nuestro cuerpo.
La glucosa es el carburante de nuestro cuerpo organismo y la sangre, el depósito de donde se nutren de ella los órganos que lo necesitan. La mayoría del azúcar que necesita el organismo la obtiene de los alimentos ricos en hidratos de carbono, frutas y lácteos y, una vez ingeridos, los convierte en glucosa.
Por lo tanto, azúcar y glucosa son dos cosas distintas pese a que muchas veces se utilizan como sinónimos. El azúcar en un carbohidrato propiamente dicho y la glucosa viene a ser el resultado de un proceso metabólico de nuestro organismo.
La importancia de la glucosa
Las personas que padecen diabetes conocen bien la diferencia. Cuando un organismo funciona con normalidad, el nivel de glucosa se eleva después de comer; entonces la insulina fabricada por el páncreas distribuye la glucosa por el cuerpo a través de las células para ser utilizada como combustible. No sucede así en el caso de las personas que padecen diabetes. Pero éste es ya otro tema.
Nuestro cuerpo también puede fabricar la glucosa a partir de los ácidos grasos presentes en la sangre y, en ausencia de estos, a partir de las grasas de reserva acumuladas en los tejidos adiposos. De hecho, algunas dietas de adelgazamiento se basan en esto: si no se ingieren carbohidratos, el organismo tendrá que tirar de las grasas de reserva para obtener su carburante y así se adelgaza. Tema para otro día, pues no es tan sencillo ni saludable como parece a primera vista.
El azúcar, ¿un veneno?
No hace mucho he leído una noticia publicada en El Confidencial titulada «La verdad sobre el azúcar: será tan malo como el tabaco». Un endocrino llamado Robert Lusting ha emprendido una batalla legal en EE.UU. con el fin de que se incluya al azúcar en la lista de aditivos prohibidos.
Resumiendo bastante, Lusting considera que el azúcar es una sustancia adictiva, cuyas calorías alteran el funcionamiento normal de nuestro organismo, provocándonos más hambre y cansancio y la considera responsable de los altos índices de obesidad de la población occidental.
No es Lusting el único que ha alzado la voz en contra del azúcar, mi querido Montignac también lo consideraba un veneno: principal responsable de las enfermedades cardiovasculares, caries, trastornos digestivos e incluso mentales.
En fin, tal como se recoge en la noticia mencionada, los litigios contra grandes como la industria del tabaco han tardado décadas en dar sus frutos. ¿Quién no nos dice ahora que no estamos empezando una nueva lucha, esta vez contra el azúcar?
Y tú, ¿qué opinas? ¿Llegaremos a considerar el azúcar algo tan malo como el tabaco?
Imagen de Shutterstock: Pirámide de terrones muy dulce
Leer las etiquetas debería ser una costumbre, pero pienso que debería obligarse a las empresas a poner los textos en un tamaño más fácil de leer y a incluir todos y absolutamente todos los ingredientes, porque creo que no se hace. Puede que vayamos por buen camino, porque ya incluyen las «trazas» de productos que pueden contener, pero un ejemplo en contra es la expresión «aceites vegetales», sin especificar de qué vegetal se trata. Todo para confundir y nunca para dar clara la información. ¡En fin!
Efectivamente Rosa, los consumidores, nosotros, deberíamos tener por costumbre leer las etiquetas… y el etiquetado debería ser más claro y accesible.
Yo trato de evita los azucares mas obvios, tipo bollería industrial. De hecho, hasta que fui mama, ni siquiera tenia azúcar en casa. Ahora la tengo para los bizcochos o repostería casera que hago. Pero no suelo echar azúcar en yogures ni bebidas, ni me gustan las bebidas refrescantes azucaradas tipo cocacola y demás. Pero en los productos enlatados es difícil evitarlo.
Lo ideal es comer alimentos frescos y pocos enlatados. Procesados, pero no solo por azúcar sino en general… Pero es difícil.
No creo q sea como el tabaco, pero todo en exceso es malo, no?
Efectivamente Yolanda, la virtud está en el término medio. Y el azúcar hoy en día lo encontramos en muchos productos procesados incluso en aquellos que no son dulces.
¡Que no cunda el pánico! Todas las sustancias pueden ser tóxicas. Es cuestión de la cantidad que se ingiera. Es cierto que hay muchísimos alimentos preparados y bebidas que contienen azúcar y esto hace que a lo mejor estemos tomándola sin ser conscientes de ello. Creo que debemos saber qué comemos y para eso hay que acostumbrarse a leer las etiquetas y además hay que «simplificar» la dieta, es decir, comer alimentos poco procesados y si se pueden evitar los industriales mejor.
Dos buenos hábitos que añadir a nuestra lista: 1. leer las etiquetas y 2. simplificar la dieta.
¡Magnífica aportación, Lu! Muchas gracias por tu participación.
Yo no sabía que todas esas cosas traen azúcar… ¡me he quedado sorprendida! siendo así, es probable que acabemos como con el tabaco, aunque… ¿no es menos dañina para el organismo que el tabaco?
A mí no me gusta comprar alimentos azucarados (tipo yogures, bollería industrial…), prefiero echársela yo en casa, al menos sé qué cantidad les echo…
Bueno Marisa, se están alzando algunas voces en contra del azúcar considerándola un veneno equiparable al del tabaco ¡¡!!
Y sí, efectivamente, si lees las etiquetas de los productos que tienes en casa, te sorprenderás de la cantidad de ellos que incluyen azúcar entre sus ingredientes.
Buenoooo!!!
Si realmente es tan malo el consumo de azúcar para nuestra salud, la llevamos clara
Mis hijos han tenido lombrices y el naturista me comento que en una temporada no debían de tomar nada que tuviera azúcar, en principio parecía fácil, pero cuando nos pusimos a ello, casi me vuelvo loca, casi todos los productos que consumimos llevan azúcar, hasta el chorizo pamplona, es alucinante
¡Cuánta razón tienes, Nerea! Reducir el consumo de azúcar no es tarea fácil, pues está oculto en numerosos alimentos. El sabor dulce del azúcar y edulcorantes está muy presente en nuestra alimentación, aún sin que lo sepamos. ¿Es en efecto una sustancia adictiva como lo es el tabaco? ¡He aquí el debate!